mayo • 2021

¿Qué es la piel sensible y cómo tratarla?

La piel sensible o intolerante, es la piel que reacciona de una forma distinta a la piel normal, es decir, es hiperreactiva

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Se define como un síndrome caracterizado por la aparición de sensaciones desagradables (sensaciones de escozor, ardor, dolor, prurito y hormigueo) en respuesta a estímulos que normalmente no deberían provocar tales sensaciones. La piel sensible puede tener un aspecto normal o estar acompañada de eritema, puede afectar a todas las partes del cuerpo, especialmente al rostro y puede aparecer en cualquier tipo de piel (seca, mixta o grasa).

Está claro que la piel sensible muestra alteraciones en la función de barrera cutánea con desequilibrio de los lípidos intercelulares y una disminución de ceramidas y esfingolípidos que dan como resultado una reducción de la integridad de la barrera.Si esto sucede, la piel se debilita o se rompe cuando entra en contacto con factores desencadenantes -de los cuales hablaremos más adelante-, causando irritación de las terminaciones nerviosas en la capa superior de la piel, lo cual se expresa visiblemente en reacciones exacerbadas y sensaciones desagradables típicas de la piel sensible. Existen productos que te ayudan a fortalecer la barrera de la piel, tal como la Mascarilla Reequilibrante con probióticos y centella asiática SENSE de ASPIDPRO, que está formulada con activos hidronutritivos y probióticos que calman y reequilibran la microbiota y las condiciones naturales de defensa de la barrera cutánea.

¿Cuáles son los detonantes de la piel sensible?

Los factores desencadenantes pueden ser productos químicos, condiciones ambientales (viento, sol, calor o frío, contaminación del aire), las hormonas, la falta de sueño e incluso algunas dietas. Otro desencadenante potencial son los productos para el cuidado de la piel. Las personas con piel sensible generalmente son más reactivas a los jabones, detergentes, tintes y fragancias en productos tópicos. El uso de los productos incorrectos puede provocar picazón, ardor, hormigueo y enrojecimiento. Esta es la razón por la cual tu rutina de cuidado de la piel es probablemente el factor más revelador para saber si realmente tienes una piel sensible o no. Si descubres que con frecuencia estás luchando contra la piel enrojecida, escamosa, con picazón o con ardor, entonces probablemente tengas una piel sensible.

En algunos casos, es posible tener piel normal que se vuelve sensible con el tiempo. A veces, podemos desarrollar afecciones de la piel, sensibilidades de la piel o alergias. Si notaste que tu piel comenzó a ser sensible al mismo tiempo que comenzaste a usar un nuevo suero o mascarilla facial por ejemplo, vale la pena consultar a tu dermatólogo, porque existe la posibilidad de que algún componente de ese nuevo producto haya sensibilizado tu piel. Por eso es importante utilizar productos no sensibilizantes, como la Loción Hidratante con pro-vitamina B5 y centella asiática SENSE de ASPIDPRO, para asegurarte de que el uso prolongado no causara daños a futuro en tu piel.

Consejos para minimizar los síntomas de la piel sensible

Las personas con piel sensible pueden minimizar los síntomas al:

  • Tomar duchas y baños más cortos que duren menos de 10 minutos
  • Evitar usar agua muy caliente para bañarse y lavarse las manos
  • Usar protector solar incluso en clima nublado
  • Procurar una dieta rica en antioxidantes, como vitaminas A, C, E y aceites vegetales naturales
  • Usar productos hipoalergénicos, no sensibilizantes y dermatológicamente probados como los de la línea SENSE de ASPIDPRO, diseñados para cubrir las necesidades de hasta la piel más delicada y deshidratada

Es importante tener en mente que si experimentas síntomas persistentes o que empeoran debes consultar a un médico o dermatólogo para que te revise debido a que puede haber una infección subyacente o una alergia que provoque la reacción.